Después me dejé llevar por la noche y las calles de la villa, llenas de
vecinos y foráneos. Olor a comida y hora de cenar. Más tarde le echo un vistazo al desfile en honor al rey camino de su Yuste final. Ahora junto al antiguo ayuntamiento donde se erige un
busto al monarca de la dinastía de los Austrias, custodiado por sendos
caballeros a lomo de sus cabalgaduras. Continuo por la avenida que lleva al túnel
y al mar, repleta a ambos lados de tenderetes, mercado medieval lo llaman; al
fondo del camino un cetrero y su rapaz nocturna parecen esperar el
momento de ser inmortalizados. Al final durante el regreso y subiendo por la
cuesta del infierno camino de las rúas de la puebla vieja los niños juegan a
espadachines.
